viernes, 16 de octubre de 2015

ALITAS DE POLLO CON TOQUE ASIÁTICO





Quizás os imaginábais o estaríais dudando de si era vegetariana o al menos ovo-lacto vegetariana. 


Los que me conoces de hace tiempo saben que yo amaba todas las carnes: costilleja, solomillo con foie, T-bone... De hecho tengo una foto muy mítica de mí a la edad de tres años chupando un hueso de una costilla de cordero ya que no podía comerla. Anhelaba tanto la carne de chiquitita que mi madre me había de masticar los trozos previamente ya que yo todavía no tenía todos los dientes!

Pero la experiencia y el hacerse un poco mayor, aunque siempre joven :P, me ha hecho descubrir que este exceso de carne al que estábamos acostumbrados nos perjudicaba la salud y la mente. Sigo disfrutando de un buen solomillo, cómo no, pero ahora es la excepción y no la regla. 

No soy predicadora de ningún dogma - no seré nunca vegetariana estricta y nunca una adepta a la proteína animal. 

Así, no soy vegetariana, pero sí que como muy poca cantidad de carne a la semana: siempre pollo o pavo y ecológico (confiando que realmente no les hayan dado hormonas, hayan comido granos y  no sólo pienso y hayan vivido una existencia digna en el campo); pero encuentro que para eliminar completamente la carne de nuestra dieta hay que ser un gran conocedor de la macronutrición y micronutrición- para realmente aportar a nuestro organismo todos los aminoácidos esenciales que necesita para cumplir con todas sus funciones. 

Para concretar un poco, muy poca carne me refiero a dos comidas a la semana, para aportar proteínas de origen animal. El resto de los días: legumbres, arroz, frutos secos y mi pseudocereal favorito, el trigo sarraceno, son la base de mi dieta. Y sin olvidarme de las FRUTAS Y VERDURAS!

Insisto en que sí que hay bastantes días que son totalmente vegetarianos en mi semana, pero este estilo de vida nunca me limitará y complicará mi vida ni la vida de los demás. Si me invitan a una casa, me adaptaré a las reglas de la casa; y si hay pato para comer,lo comeré con mucho gusto y agradecimiento hacia el animal y hacia la familia o amigo que lo haya preparado. Y sobretodo sin ningún sentimiento de culpa y remordimiento. 

Si yo invito y cocino, comeremos seguramente vegetariano, simplemente para dar a conocer sabores y cosas nuevos a mis invitados, que me apasiona ver sus reacciones al probar los platos!

Nunca un hábito debe limitar. Si lo hace, debemos quizá cambiar nuestra perspectiva o puede que sea un mal hábito al final y al cabo... 


Lo que sí es MUY IMPORTANTE : no combinar la carne con el almidón - es decir, nada de pasta, arroz, patata... POR QUÉ? La carne necesita de un medio muy ácido para digerirse, en cambio, los almidones necesitan un medio más básico que la carne. Por esta razón, cuando mezclamos estos dos alimentos se crea un medio intermedio, impidiendo que se digiera bien la carne en el estómago, con la consecuencia de crear putrefacción en los intestinos. 
Por lo tanto, el acompañamiento ideal de la carne es la VERDURA, para contrarestar la excesiva acidificación. 

Es muy fácil decir  "no plis, patata no me pongas, gracias" a la casa que nos han invitado. Ves que es muy fácil? Todo es fácil si se quiere.

También, hay que tener en cuenta el papel que juega tu grupo sanguineo. Si quieres saber más y saber si puedes comer más o menos carne, pincha aquí.


La carne ama a la verdura y la verdura a la carne - y se pueden preparar platos deliciosos combinando a los dos enamorados.

Descubrí el cilantro el otro día. Siempre en los restaurantes asiáticos, me había preguntado cúal era ese sabor tan característico y delicioso de esa hierba o especie. Y al fin, un venazo de comprar cilantro, conecté neuronas, y descubrí que era lo que siempre me había preguntado.  

Y formulé este plato rico con mi lado hedonista, muy fácil y rápido de hacer:

INGREDIENTES (dos personas):
- Una bandeja de alitas de pollo, suelen venir 10-12
- Una cebolla morada
- 2-3 zanahorias
- Dos pequeños cortes de jengibre
- Cilantro
- Curry
- Pimienta y sal a gusto
- Opcional: romero, hierbas provenzales, perejil seco

PROCEDIMIENTO:

Calentamos la sartén con un poquito de aceite y ponemos las alitas lavadas y secadas con papel.
Mi truco es poner el fuego alto al principio para que cojan color y luego bajar cuando empiezan a ponerse doraditas. Luego tapar durante un minuto y destapar enseguida, que sino no nos quedarán las alitas crujientes. 

Después de destapar, añadir la cebolla picada, la zanahoria rallada y los dos cortes de jengibre, que sirven para dar sabor al jugo de la carne y a la propia carne.

La cebolla y la zanahoria se hacen enseguida así que después de 5-10 minutos de haberlas añadido tenemos un plato delicioso. Las alitas deben estar de la cara de la piel para que sea crujiente. Al final ponemos el cilantro, que enseguida se hace, y si queremos una cucharadita de curry. Meclamos bien, esperamos un minuto asegurándonos que las alitas estén bien hechas y... listo!









No hay comentarios:

Publicar un comentario